Casos de éxito como Hogaru, Efy y la Manicurista hablan de expandir beneficios a cientos de mujeres.

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Con modelos de trabajo flexible o posibilidades de adelantar un pago para resolver inconvenientes, emprendimientos nacionales le apuestan a mejorar la calidad de vida de estas mujeres. 

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Generar un impacto positivo en las poblaciones más vulnerables y específicamente entre las madres cabeza de hogar es el propósito de desarrollos que ven en la tecnología la puerta no solo a la comodidad o la conveniencia del consumidor, sino al bienestar de cientos o miles de mujeres.

La elección de la población no es al azar. Carolina González Velosa, especialista de la División de Mercados Laborales y Seguridad Social del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), explica que existen barreras para que ellas a accedan a empleos, ingresos y puedan incluirse en el mercado laboral en las mismas condiciones que sus pares masculinos.

Según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) sobre la desocupación por sexo, a comienzos de 2019, mientras que la tasa de desempleo en los hombres fue de un 9,8 por ciento, el desempleo entre las mujeres alcanzó el 16,9 por ciento.

González da otro dato: Solo 55 por ciento de las mujeres son parte de la población activa (que trabaja o busca empleo), mientras que en los hombres la cifra llega al 75 por ciento.

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Entre las explicaciones, la especialista indica que no solamente las mujeres participan menos, sino que cuando lo hacen consiguen menos empleo, los ingresos son un 17 por ciento mensual menos que el de los hombres y por cuestiones de trabajo no remunerado, como el cuidado de ancianos o niños en la casa, las mujeres disponen de menos tiempo para el trabajo remunerado.

Pensando en ellas

María Alejandra Tenorio y su socia María Isabel Montesdeoca comenzaron su proyecto en octubre de 2016. Su tesis de maestría se transformó en La Manicurista, una aplicación móvil que ofrece cuidado estético de manos y uñas a domicilio.
Su filosofía, según Tenorio, es que la belleza es un elemento de empoderamiento tanto para las clientas como para las usuarias de su aplicación.

“Antes de entrar a la plataforma, las mujeres ganan cerca de un salario mínimo. En promedio esas ganancias crecen al 1,7 y según lo que trabajen pueden ganar más o menos un promedio de 1.300.000 pesos mensuales”, dice. La aplicación toma un 30 por ciento de comisión de cada servicio.

Para Tenorio, las mujeres que usan su plataforma “tienen alma de emprendedoras. Quieren ser mujeres que trabajan independientes y libres, algo que no logran en salones de belleza”.

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Algo similar vivió Laura Serrano, una santandereana de 27 años, que fundó Efy, aplicación de belleza premium, en 2017. Tras un estudio de mercado, Serrano encontró que muchas de las mujeres que trabajaban en salones necesitaban mayor flexibilidad en los horarios para estar con sus hijos.

Asegura que se sintió identificada, pues fue criada por su madre viuda. “Por muchos años éramos ella y yo y su trabajo, que tenía para poder mantenerme. La consumía mucho y no podía tener tiempo conmigo cuando era pequeña”, cuenta.

“Todas nos contaban una situación similar: no podían estar con sus hijos, no podían asistir a reuniones familiares, ir a los colegios y si el niño se enfermaba les tocaba ver quién se los recogía y cuidaba hasta la noche”, agrega.

La apuesta es asegurarles clientela sin los vaivenes de un lugar en una ubicación determinada y con la posibilidad de que el tiempo que dedican corresponda a su disponibilidad. Así pueden ir a entregas de notas, quedarse en casa si sus hijos se enferman o tomarse un domingo en familia.

La aplicación se mantiene con una comisión del 35 por ciento, el resto del valor del servicio va para la especialista en belleza.

Según Serrano, semanalmente realizan convocatorias aleatorias para capacitaciones en tendencias y servicio al cliente. Además, a diferencia de algunos salones que cobran a las mujeres por los productos que usan, Efy busca alianzas con algunas marcas del sector para que las mujeres logren comprar sus insumos a un precio menor que el comercial.

Menos informalidad

En opinión de la especialista del BID, “en general, las tecnologías de intermediación permiten incluir a personas en el mercado productivo. Lo que hay que tener cuidado es si esas plataformas pueden conducirnos a una precarización o a modelos laborales que están fuera de la formalidad”. Enfatiza que las innovaciones tecnológicas no son una solución mágica a los problemas de inclusión laboral que enfrentan las mujeres, pero sí ayudan.

La experiencia de Matteo Cera, un italiano que vive en Colombia desde hace 8 años, busca diferenciarse. En conjunto con sus socios el español Gonzalo Ucar y el colombiano Óscar Peña dice que ha buscado combatir la informalidad en el sector y con su emprendimiento, Hogaru, busca dignificar y profesionalizar el trabajo de las profesionales de limpieza.

El proyecto empresarial arrancó en 2014, inicialmente como una idea para contactar servicios de plomería y otras necesidades, pero poco a poco encontraron que uno de los principales dolores era la cuestión del aseo en oficinas y hogares.

“Con cifras del ministerio como que 800.000 mujeres se dedican a servicios domésticos de manera informal (…) queremos reemplazar el concepto de empleada doméstica en casa, sin vacaciones, ni primas y otras obligaciones de ley por un empleo formal”, explica.

Ciertamente, los emprendedores tomaron el riesgo y actualmente las más de 900 mujeres son empleadas a término indefinido, con todas las prestaciones de ley y seguridad social. Hogaru paga su nómina gracias a más de 6.000 clientes de suscripción fija mensual que pagan una tarifa según la cantidad de horas y veces a la semana que necesiten una profesional del aseo.

Entre otras medidas, como brindar acceso a una caja de compensación con actividades disponibles para los hijos de las mujeres, o motivarlas a terminar sus estudios de bachillerato, desde 2015, Hogaru adoptó un modelo de ‘préstamo de emergencia’.

A diferencia del modelo de informalidad en el que si alguien se incapacita por tres semanas no va a tener ni un peso durante ese tiempo, explica Cera, aquí se aplica un adelanto de nómina “sin intereses, para que las mujeres puedan resolver temas urgentes en sus hogares ante una emergencia como un hijo enfermo o una inundación”.

LINDA PATIÑO
REDACCIÓN TECNÓSFERA 
Twitter: @LinndaPC

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