• Siete de cada diez votantes están convencidos de acudir a las urnas, pero el 20% de ellos no sabe a quién votará
  • El votante indeciso se enfrenta a una campaña “muy volátil” en la que los partidos modifican su mensaje para atraerle

Cuatro ciudadanos contempla las multiples posibilidades antes de acudir a las urnas en una imagen de archivo.

EFE/KAI FÖRSTERLIG

Las próximas elecciones generales del 28 de abril estarán, según los expertos, marcadas por una gran volatilidad en torno al voto de los electores indecisos. Pese a que las encuestas dicen que siete de cada diez españoles llamados a las urnas están convencidos de que irán a votar, no todos tienen claro por quién lo harán e incluso los más decididos podrían cambiar su intención durante una campaña cargada de mensajes para atraerlos.

“El problema ya no es la gente que dice que no lo tiene claro, sino la gente que te dice hoy que vota a un partido y mañana dice que votará a otro”, explica a RTVE.es el director de Investigación y Análisis de Sigma Dos, José Miguel de Elías, que sitúa a los indecisos en un porcentaje “habitual” entre el 25% y el 28%. No obstante, De Elías habla de otro 20% de electores “que te dice un partido para votar, pero que no está seguro de que no lo cambie”.

El investigador principal de Metroscopia, José Pablo Ferrándiz, que se refiere a este grupo como el de los “decididos indecisos”, explica, en declaraciones a RTVE.es, que uno de cada cinco de los electores que tienen claro que irán a votar aún no se han decidido por una opción.

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Todos los investigadores coinciden en que, con un voto cada vez es más volátil, lo que se diga y lo que suceda en la campaña electoral tendrá mayor incidencia. “Hace 10 años, las campañas electorales no marcaban prácticamente el voto”, solo en un 1% o 2%, explica De Elías, que atribuye esta baja influencia a que por aquel entonces los partidos tenían una imagen “muy consolidada y estable”.

“El PSOE y el PP, que eran partidos con una imagen muy fija, la han cambiado“

Sin embargo, continúa, desde la aparición en el panorama nacional de Podemos, en 2014, y Ciudadanos, en 2015, “la imagen de los partidos va evolucionando”. No solo la de los nuevos, que se ha ido construyendo, “también el PSOE y el PP, que eran partidos con una imagen muy fija, han cambiado”, explica, y esto se ha trasladado a la campaña y redunda en mayor volatilidad. “Lo que ocurre ahora es que los partidos van modificando sus ideas”, explica De Elías.

Fenómeno que también se refleja en el momento en el que los electores deciden su voto, y cada vez lo hacen más tarde. “A día de hoy se pueden detectar hasta oscilaciones de 8 y 10 puntos en los partidos en la última semana”, calcula Elías. Por su parte, Pont apunta que “entre un 10% y un 20% de los votantes toman la decisión en los últimos días de campaña” aunque la mayoría de la gente haya tomado su decisión incluso antes de que empiece.

Ante los terceros comicios generales en los últimos cuatro años, “hay gente que puede cambiar de voto de una elección a otra”, por eso, “los mensajes cobran mayor importancia”, sostiene Ferrándiz. Ahora bien, el experto considera que es difícil que ante un mitin o un debate un elector cambie su voto, a no ser que el candidato meta la pata.

Por eso, los discursos y mensajes, también en las redes sociales, están cada vez más medidos. “Lo único que tienes que hacer es no equivocarte", señala Ferrándiz, porque, "si tienes un mal debate, te puede castigar electoralmente”.

¿Pueden las encuestas decidir a un indeciso?

Hasta cinco días antes del la fecha de las elecciones, en este caso hasta el 23 de abril, las encuestas dominan gran parte de la información en los medios en campaña electoral. Sin embargo, para el investigador principal de Metroscopia, José Pablo Ferrándiz, su importancia es "escasa en la decisión final". 

“Hay un 50% de encuestados que responden que sí tuvieron conocimiento de un sondeo o encuesta, pero solo un tercio lo tuvo en cuenta a la hora de decidir su voto y, de ese tercio, una parte importante asegura que lo utilizó para confirmar el voto que ya había decidido con anterioridad”, señala.

Ahora bien, pese a que coincide en minimizar su influencia, el director de Investigación y Análisis de Sigma Dos, José Miguel de Elías, describe dos posibles efectos.

Por un lado, relata, puede optarse por apostar por el caballo ganador. “Si se ve que un partido va ganando, de alguna forma, las encuestas pueden activar su voto hacia ese partido para sentir que han votado a la opción mayoritaria”. Por otro, continúa, puede movilizarse el apoyo al perdedor. “Si no se va a votar a un partido que se vota habitualmente, pero se ve que las expectativas de voto son muy malas; se puede generar en el elector la intención de que ese partido mejore porque el castigo le parezca excesivo”, explica.

De este modo, las encuestas pueden conducir al famoso voto útil, sostiene la directora de GESOP, Àngels Pont, para quien estos estudios sirven para obtener “un voto más estratégico e informado”. De hecho, apunta, “la relativa mejora de los datos en las elecciones de 2016 tanto del PSOE como del PP igual tuvo que ver con esto”.

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