El pintor Víctor Jerez durante la semifinal –

El pintor Victor Jerez realiza cuadros a pie de pista de los jugadore. El trabajo acaba al terminar el partido

Vivir en directo la final del Mutua Madrid Open dista mucho de verla a través de la televisión. La conexión que sientes con el partido se contagia casi al instante. La emoción de una derecha que supera la subida del rival a la red o una dejada con suspense puede provocar que saltes de tu asiento. Como habrá pasado en varias ocasiones en esta edición del torneo.

El directo siempre provoca tensión. Prueba de ello es Víctor Jerez, pintor de Algeciras que trabaja en el torneo madrileño. Él se define a sí mismo como «el pintor de los deportistas». Durante la jornada de ayer, Jerez estaba a pie de pista pintando un retrato de las dos semifinalistas: la rumanaSimona Halepy la suiza Belinda Bencic.

El cuadro ha quedado terminado en una hora y 57 minutos. El tiempo que ha durado el partido. Esto es un hándicap, ya que su organización de trabajo es volátil. Como él indica: «El tiempo juega en mi contra, la primera vez que pinté un partido de tenis fue en uno de los más cortos de la historia, que duró 52 minutos, una prueba de fuego».

Los asistentes de esta jornada deberán de estar atentos, pues en las dos semifinales masculinas y en la final femenina vuelve con el lienzo a la pista. Pese a que parece una ardua labor, ha llegado a pintar seis partidos seguidos, casi sin pausa. Sus cuadros después se los queda el torneo para el museo o se destinan para fines solidarios.

Lo peor que lleva es «el calor». «Debido a ello tengo que usar mucha agua para que la pintura no se seque y, además, me quemo con la paleta porque es de metal», justifica Jerez. Debido a estas condiciones, el material idóneo son las acuarelas y las pinturas acrílicas porque secan más rápido.

Este «pintor deportivo» ha realizado obras en directo a Sebastian Vettel, a la selección española de fútbol, al Real Madrid y a tenistas como Rafael Nadal o Novak Djokovic, pero, sin duda, la joya de la corona es la pintura que le entregaron a David Ferrer en el homenaje que le realizaron después de caer con Alexander Zverev, tal como menciona. «Lloré cuando le entregaron el cuadro. Es el premio de una lucha diaria».

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