Guus Hiddink,, durante su etapa en el ValenciaHistoria

Ocurrió durante un partido contra el Albacete y el técnico amenazó incluso con negarse a jugar el encuentro

Guus Hiddink suma en los banquillos más de treinta años dando órdenes. El entrenador holandés ha conseguido más de una decena de títulos en su carrera, la mayoría de ellos en Holanda a los mandos del PSV. En España ha dirigido a tres equipos: Valencia, Real Madrid y Real Betis, acabando destituido en todos ellos. Sin embargo, en el banquillo del equipo che no solo logró dos meritorios cuartos puestos seguidos, sino que dejó para la posteridad uno de esos gestos que honran a este deporte.

Corría el mes de febrero de 1992. El Valencia se enfrentaba al Albacete en el estadio de Mestalla y Hiddink vio algo en la grada que no le gustó. Se trataba de una bandera nazi que colgaba en una de las zonas donde se ubicaba una peña albaceteña. El entrenador advirtió de ello a un empleado del club y amenazó incluso con negarse a jugar el encuentro si no se ponía solución. El partido aún no había comenzado y los jugadores estaban calentando. Cuando estos volvieron a saltar al terreno de juego, la esvástica ya no estaba.

La Ley del Deporte de entonces, como la actual, prohibía toda simbología que incitase a la violencia. No obstante, no fue la intervención de la policía la que terminó con la retirada de la bandera, sino la petición del entrenador holandés. Hoy en día, este tipo de reivindicaciones están mucho más perseguidas y es difícil ver estos símbolos en los estadios. Por aquel entonces, en cambio, el fútbol español contaba con más grupúsculos que veían en los estadios el escenario perfecto para festejar su radicalidad.

«Yo estoy seguro de que los chicos no saben lo que representa para mucha gente ver un banderín con estos símbolos», comentó entonces Hiddink. «Cuando veo estas cosas, no me puedo callar. Es cierto que pedí que retiraran un vídeo sobre Vietnam de los marcadores electrónicos. Eran imágenes de napalm, de lucha, de guerra…, y solicité que no volvieran a salir. Respecto a las banderas, yo sé que lo hacen sin mala intención, pero no me puedo estar quieto».

Años más tarde, Hiddink fue galardonado por este gesto con el primer premio de la Fundación Ernest Lluch por su defensa del civismo en el fútbol. «Yo no solo me limito a mi campo y, aunque todo el día esté metido en el fútbol, creo que la gente, aunque sean profesionales, debe estar muy atenta y vigilando todas las circunstancias o sospechas en cuento a la violencia, sea dentro o fuera de un campo de fútbol», comentó cuando recogió el premio.

La historia de Hiddink

Guus Hiddink, aunque nacido en 1946, conoce de cerca los horrores de la II Guerra Mundial. Su ciudad natal, Arnhem, frontera con Alemania, cayó en poder del ejército nazi en 1944. Esto provocó que la localidad se convirtiera en campo de batalla durante los años de la guerra, marcando a la población durante generaciones. «No participé en la guerra, pero rechazo todo aquello. En mi familia hay una historia fuerte…», dijo el técnico al respecto.

Hiddink se convirtió aquel febrero en una de las primeras figuras del fútbol en plantar cara a la radicalidad en los estadios españoles. Mucho ha llovido desde entonces y la Liga, hoy, puede presumir de haber mejorado en este aspecto.

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