Un paciente de párkinson haciéndose pruebas.

En el párkinson la dopamina es clave para el avance de la patología, pero también está implicado el sistema de la serotonina.

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Hasta ahora, se sabía que durante la enfermedad de Parkinson se produce un importante deterioro del sistema de recompensa cerebral, o el sistema dopaminérgico, basado en el neurotransmisor dopamina. De hecho, dicho neutransmisor en su forma artificial (levodopamina y similares) se usa actualmente como tratamiento de la enfermedad.

Sin embargo, una nueva investigación a cargo del King’s College London, publicada recientemente en The Lancet Neurology, sugeriría que la enfermedad de Parkinson podría diagnosticarse con 20 años de antelación basándose en otro sistema cerebral: el sistema de serotonina.

Se trataría de un nuevo biomarcador a tener en cuenta para poder diagnosticar esta patología neurodegenerativa que ya afecta a 150.000 personas solo en España.

Cómo se podrá diagnosticar el Parkinson 

De la misma forma que sucede con otras enfermedades neurodegenerativas como las demencias, siendo el Alzheimer el ejemplo más conocido, la enfermedad de Parkinson puede tardar años en desarrollarse y manifestar síntomas claros. Además, en este caso en particular, algunos expertos sugieren que podría empezar a tratarse la enfermedad si se pudiese diagnosticar antes de que se experimenten los síntomas más conocidos, como la rigidez o los conocidos temblores, entre otros.

Por ello, encontrar un biomarcador eficaz en etapas precoces sería esencial. Así mismo, algunas investigaciones ya han intentado elaborar una forma de diagnóstico precoz con anterioridad, como análisis de sangre por ejemplo.

Si bien anteriormente la mayoría de los estudios se habían fijado en el funcionamiento del sistema de dopamina cerebral, relacionado íntimamente con la enfermedad de Parkinson, en este nuevo trabajo se ha buscado examinar los efectos de esta patología neurodegenerativa respecto a otros sistemas, como es el caso del sistema de serotonina.

Para ello, los investigadores reclutaron a varios individuos portadores de una mutación genética extremadamente rara, la cual predispone casi con total seguridad al desarrollo de la enfermedad de Parkinson en algún momento de la vida. Dicha mutación tan solo se conoce en apenas 100 individuos en todo el mundo, por lo que se trataría de «casos de estudio perfectos» para identificar biomarcadores de Parkinson en etapas precoces.

En este caso, los investigadores estudiaron a 14 individuos portadores de la mutación durante dos años, realizándoles imágenes cerebrales integrales para detectar cambios neurológicos que pudiesen preceder a la aparición de los síntomas. Y, según Heather Wilson, autora principal del estudio, sí pudieron identificarse algunas variaciones: la función de la serotonina era un buen marcador de la enfermedad de Parkinson en los individuos no diagnosticados de la enfermedad.

De hecho, según los investigadores, los cambios en el sistema de serotonina precedían incluso a cualquier cambio en el sistema de dopamina cerebral, lo que indicaría que los primeros signos de la patología se producirían en este sistema, y no en el sistema dopaminérgico como se creía hasta ahora.

Las limitaciones del estudio

Por otro lado, cabe destacar que el estudio no está falto de limitaciones. Para empezar, solo se estudio a 14 pacientes, y todos ellos portadores de una mutación genética extremadamente rara, algo que hace casi imposible replicar los resultados en otros individuos. Con gran probabilidad, dicha mutación afectará a otras funciones del organismo, y no solo al riesgo de sufrir Parkinson.

Para continuar, el método de imagen que se usó en el estudio es muy especializado y solo se usa en un escaso número de centros de investigación, y no en cualquier hospital, por lo que usarlo como método diagnóstico o como forma de evaluar nuevos tratamientos sería muy complejo a corto o medio plazo. Además, dicho método de neuroimagen es costoso e imposible de implementar como herramienta de detección clínica precoz, según los mismos investigadores.

Por ello, el siguiente paso sería verificar la serotonina como biomarcador en estudios con un mayor número de participantes, además de encontrar una técnica de neuroimagen más asequible e implementable.

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