• El fracaso de la última reunión entre ambos líderes dificulta la investidura de Sánchez
  • Tras la moción de censura, PSOE y Podemos mejoraron su relación que ahora vuelve a complicarse

El líder de Podemos, Pablo Iglesias, y el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, en una reunión previa a la mantenida este martes.

EFE

El 2 de marzo de 2016 Pablo Iglesias ofrecía su primer discurso en el Congreso de los Diputados. Fue una dura intervención que marcó su relación con el PSOE para siempre. Ese día, entre gritos de "fuera, fuera" de la bancada socialista, le dijo a Pedro Sanchez que lo socialistas habían "olvidado sus principios" y "dado la espalda a los trabajadores". Remató su estreno parlamentario con un "su partido tiene el pasado manchado de cal viva". 

Esa intervención se enmarcaba en la sesión de investidura de Sánchez, que resultó fallida. Unidas Podemos dijo 'no' a hacer presidente a un Pedro Sánchez que no había ganado las elecciones pero, ante la negativa de Mariano Rajoy a someterse al debate, se postuló. "Yo le acepto a usted, señor Sánchez, acepte usted a Podemos", le espetaba el líder morado, que le echó en cara que hubiese preferido a Albert Rivera para firmar un pacto. "PSOE y Podemos están condenados a entenderse", le contestaba Sánchez.

Los "minutos de oro" de Casado, Iglesias, Rivera y Sánchez

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Cinco reuniones que han ido deteriorando la relación

Tras la primera reunión en mayo entre ambos para las negociaciones de gobierno se habló de tono conciliador, entendimiento, prudencia y discreción. Sánchez le dedicó mas minutos que a nadie en esos primeros encuentros. Pablo Casado y Albert Rivera le dijeron rápido que 'no es no'. 

“Encuentro positivo y constructivo con @Pablo_Iglesias_, reconociendo el trabajo emprendido en estos diez meses desde la izquierda para avanzar en justicia social y limpieza política, y que sirve de base para establecer una voluntad renovada de cooperación y entendimiento. pic.twitter.com/zJankY6GOh“

— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) 7 de mayo de 2019

Todo eran buenas palabras, pero a medida que han ido avanzando las semanas, la negociación ha virado a un pulso en el que las posturas no pueden estar más enfrentadas. Sánchez se niega a tener ministros de Podemos e Iglesias dice que si no entran en el Gobierno, habrá elecciones y el "culpable" será Sánchez. 

En la segunda reunión, acordaron trabajar en un gobierno "cooperación" pero no se aclararon los términos de ese nuevo formato. De ahí pasaron a las "posturas alejadas" del tercer encuentro y a la 'amenaza' con el voto en contra de Podemos en la cuarta cita. En el último encuentro de este martes estalló la tormenta con el desencuentro total en una reunión sin acuerdo alguno en la que se elevó el tono hablando de "falta de lealtad" y "amenazas". De momento, eso sí, nadie habla de ruptura de relaciones.

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