A tenor de las declaraciones de Valls, Juan Marín y los comentarios de pasillo, a Rivera va a comerle la tostada VOX fuera de Andalucía. Insiste Albert en seguir siendo el único líder político del mundo con un pánico insuperable a ser tildado de derechista a pesar de haber sido ungido fuera de Cataluña gracias a todo el voto de la derecha sociológica. En Madrid (18,8%), Murcia (17,6%), Aragón (17,2%) y la Comunidad Valenciana (15,8%). Su posicionamiento ideológico descafeinado terminará con su ruina. Además, su plantel frente al descaro pelayesco de Abascal es un auténtico drama. Como sus consignas para proponer en Andalucía el cordón sanitario. Debería primar para Rivera, no desde el cálculo reposado de despacho, sino desde las 22.15 horas del domingo que la reacción de bolchevique hiperhormonado de Echenique, el llamamiento de Iglesias a la violencia en la calle, y que el PSOE que prefiere Juan Marín es el que pacta con el partido de los que metieron a Ortega Lara 532 días en un zulo.

En Cataluña, Rivera le compra el mantra a Rufián y lo articula a través de Valls para atacar a Abascal. “Vox es fascista, anticonstitucional, ultraderechista, xenófobo y antieuropeo”. Consigna articulada incesantemente por el Rigodón de Valls postulante a la alcaldía de Barcelona, que no ha llegado a España más que por su propio desprestigio. No es VOX el que pretende azotar a Europa, a Europa la ha azotado el socialismo de Valls, tan avergonzado de la doctrina de la ruina con la que lleva toda su vida medrando en política que ahora ha tenido que rebautizarse como “prágmatico” o “socioliberal” por consejo del gurú de Maragall. Y ahora ha aterrizado en Barcelona repitiendo las mismas chorradas catalanistas que provocaron la actual deriva en Cataluña. Lo del encaje de Cataluña en España, las singularidades y todas esas paridas del nacionalismo soft que al final se convierte en una piraña. La izquierdista y separatista que, 24 horas después de proponer la marginación de VOX por ultraderechista, le ha reventado el acto en una placita.

Valls no tendrá más remedio que acomodarse en alguna alcaldía chiquitita gala. Mientras Enmanuelle se va el fin de semana a coger robellones por alguna aldeíta paradisiaca de la Alsacia, VOX, su monstruo xenófobo y antieuropeo, es el único partido que está defendiendo activamente el orden constitucional que, sosteniendo en solitario ante los tribunales la defensa del mismo frente a los golpistas catalanes que, además, demandaron al juez Llarena para atacar la soberanía judicial y, con ella, la nacional. Mientras Valls se engominaba en algún sofá.

Sobre lo de la xenofobía de VOX, los de Abascal son tan, pero tan racistas, que han logrado algo inédito: que la izquierda de rotativa entierre su manual de corrección política y puedan decir negro en lugar de persona color. Sólo con sacar a su portavoz odontólogo en Cataluña, Ignacio Garriga, quien ya estaba combatiendo a Rufián cuando Valls, a 6 meses de las europeas y municipales de 2014 en Francia, exigía la expulsión de los gitanos de Francia por estar asociados a la mendicidad y la delincuencia como medida estrella.

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