Pedro Sánchez, por decencia y respeto hacia la comunidad académica española que sí ha trabajado –y trabaja– con esfuerzo y tesón sus tesis doctorales, debería dimitir de su cargo como presidente del Gobierno y dejar paso a un nuevo ciclo político y gubernamental donde prime la honestidad en todas sus formas. Sobre el socialista ha recaído una nueva losa de oscuridad, ya no sólo es la alianza con los golpistas catalanes y los proetarras de EH Bildu lo que debería sacar a Sánchez de La Moncloa de manera inmediata, sino también la pesada losa del plagio de la tesis que presentó en 2012 ante un tribunal académico, supuestamente honesto a la hora de poner la calificación final, de la Universidad Camilo José Cela (UCJC). Ésta, además, que ante los hechos destapados optó por el inmovilismo, debería poner en marcha una investigación interna seria que arroje luz sobre lo acontecido y depurar responsabilidades.

Tal y como desveló OKDIARIO en exclusiva el pasado mes de septiembre, Sánchez recurrió a las artes más deleznables que existen dentro del sector educativo: la copia de párrafos enteros de informes del Ministerio de Industria y, además, por si la burla académica no hubiera sido suficiente, utilizó los servicios de Carlos Ocaña, el ex jefe de gabinete del ex ministro Miguel Sebastián, que le hizo de ‘negro copista’. Unas pesquisas informativas, por cierto, por las que el jefe del Ejecutivo amenazó con tomar acciones legales si no había una rectificación, algo que no ha ocurrido aún, a pesar de haber transcurrido 140 días desde aquel intento de intimidación. Ahora, un nuevo hallazgo informativo reafirma el escándalo de la apropiación del trabajo ajeno por parte del presidente socialista. La wiki SánchezPlag, que está analizando una a una las 341 páginas de la tesis doctoral del líder del PSOE, ha concluido que hay errores y plagio en 177 de dichas páginas, es decir, más de la mitad del trabajo universitario del presidente español ha sido pirateado.

No es la primera vez que la prensa destapa un caso de plagio en una tesis doctoral por parte de representantes políticos. En Alemania, el ministro de Defensa Theodor zu Guttenberg y la titular de Educación Annette Schavan fueron políticamente fulminados por plagios académicos y abandonaron el Gobierno germano ipso facto. Sánchez, siguiendo el ejemplo de los alemanes, tendría que renunciar a su cargo de inmediato porque el plagio, de alguna manera, es otra forma de corrupción y España no necesita –ni merece– un presidente que no ha sido elegido en las urnas, que se salta las normas, que recurre a prácticas indecentes y que, además, contribuye al desprestigio del colectivo académico del que depende parte de nuestra prosperidad como país.

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