Las medias verdades suelen constituir las peores mentiras. El actual portavoz del Partido Popular en el Senado, Ignacio Cosidó, dijo hace algo más de un mes que “al poco tiempo de llegar a la dirección de la Policía me encontré con Villarejo, me saludó, y esa ha sido la única relación que he tenido con él”. La exclusiva de OKDIARIO demuestra que hubo algún encuentro más. Muchos más, de hecho. Tantos como para que Cosidó, entonces director general la Policía y número tres en el escalafón de Interior, pudiera coordinar desde su despacho la operación con la que la cúpula ministerial pretendía recuperar los documentos en poder de Luis Bárcenas y que comprometían a Soraya Sáenz de Santamaría, María Dolores de Cospedal y Javier Arenas. Curioso el hábito que tenían en Interior entonces: en vez de denunciar las prácticas ilícitas, ejecutaban un plan sin control judicial que no hacía más que fomentarlas.

Para el desarrollo de aquella operación, el contacto entre Cosidó y Villarejo tuvo que ser constante por pura necesidad, ya que fue el comisario quien captó como topo a Sergio Ríos Esgueva, el hombre que trabajaba como chófer de la familia Bárcenas. Un dispositivo sin la más mínima base legal en la que se usaron 48.000 euros procedentes de los fondos reservados —destinados en teoría a luchar contra el narcotráfico y el terrorismo— así como un enchufe en el Cuerpo Nacional de Policía con el objetivo de sobornar al conductor y así tratar de garantizar la impunidad de unos pocos con los recursos de todos los españoles. Estos hechos descubiertos gracias al trabajo de la Fiscalía Anticorrupción y de la Unidad de Asuntos Internos (UAI) pueden conllevar delitos de malversación, prevaricación, cohecho y, quizá, cohecho impropio. Todos ellos tipificados en el Código Penal —artículos 420, 404, y del 419 al 427 respectivamente— y con posibles penas de cárcel. Ante estas evidencias, Ignacio Cosidó no tendrá más remedio que articular palabra.

Resulta llamativo que la locuacidad que mostró a principios del mes de octubre para desmarcarse de Villarejo se haya convertido ahora en un regio mutismo cuando este periódico ha tratado de ponerse en contacto con él. No obstante, y para no tener “nada que ver” ni con Villarejo ni con el uso irregular de los fondos reservados, ha sido identificado por al menos tres de los responsables de la operación como la persona que daba las órdenes. Cosidó era entonces el hombre más importante de Interior tras el ministro Jorge Fernández Díaz y el secretario de Estado Francisco Martínez Vázquez. La justicia tendrá que investigar hasta las últimas consecuencias, por más que ello signifique contar con la declaración de todos ellos. Mientras tanto, Ignacio Cosidó tiene una charla pendiente con el presidente del Partido Popular, el intachable Pablo Casado. Ahí, el silencio y las evasivas le valdrán de poco. Muy convincente tendrá que ser para que no se le ponga cara de Rafael Vera.

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