El 40% de la producción de esta energía en 2018 vino de renovables, mientras que la factura de la luz se encareció como promedio un 2,5%

La industria es el sector de la economía española que más está acusando la desaceleración, hasta el punto de que puede que incluso la esté agravando tras el agotamiento de su último ciclo expansivo. El descenso de sus exportaciones, junto a la ralentización de su consumo interno, han llegado a provocar incluso que entrara en recesión en el último trimestre de 2018, al contraerse su PIB un 0,9%.

Por eso ha preocupado, más que sorprender, que la producción industrial cayera un 6,2% en tasa interanual en diciembre, su peor registro para este mes desde 2012, esto es, desde la última recesión de la economía nacional. La guerra comercial y la debilidad de los principales países importadores de materiales españoles –sobre todo Alemania e Italia–, junto a las incertidumbres que genera el 'brexit', han hundido casi un 13% la producción de bienes de consumo duradero como coches, electrodomésticos y mobiliario.

A su vez, la fabricación de bienes de equipo –máquinas para otras industrias– se redujo un 5,7% en diciembre, su peor dato desde 2014, lo que aventura un clima empresarial claramente a la baja. En la misma línea en bienes intermedios, donde opera la industria auxiliar, bajó un 4,3% y marcó su mínimo desde finales de 2013. En consonancia el consumo eléctrico de la industria cayó un 2,5% el año pasado –en diciembre lo hizo incluso medio punto más–, y ésta a su vez representa casi dos tercios (63,1%) de los grandes usuarios de esa energía.

Como contraste, el sector de los servicios –donde se encuadran el comercio, la hostelería y el turismo, y que supone el 27% del consumo de luz– aumentó un 0,6%_el uso de electricidad, mientras que las empresas en general –más de 23.000 grandes consumidores con una potencia contratada de más de 450 kW, cerca del 45 % de toda la demanda peninsular– elevaron su utilización un 3,1%, lo que redujo al 1,8%_el descenso medio entre los grandes usuarios.

Crece la aportación 'verde'

Todo eso en un último año donde la demanda peninsular de energía eléctrica creció un 0,4%, mientras que la factura para el consumidor doméstico tradicional (el del mercado regulado o la tarifa PVPC) subió una media del 2,5%, claramente más que los salarios (1,75% pactado por los agentes sociales), las pensiones (se revalorizaron un 1,5%) y la inflación (1,2%). Y esto considerando que el precio medio de la electricidad en el mercado mayorista se encareció casi un 10% en 2018, pero como solo supone la mitad del recibo y el Gobierno congeló la otra parte (que incluye los costes regulados, como peajes, y los impuestos), el aumento final para el bolsillo se moderó.

Pero, ¿de dónde viene esta electricidad? Pues según los datos presentados este jueves por Red Electrica (REE), el operador que garantiza el suministro, el 40,1% procedió en 2018 de fuentes renovables, y dentro de ella destacaron por cuotas la energía eólica (49%) y la hidráulica (34%), muy por encima de la solar (11%). Si se les uniera la aportación nuclear (20,6%), la generación eléctrica peninsular sin emisiones de CO2 habría alcanzado el 62,5%.

Para el secretario de Estado de Energía, José Domínguez, esto demuestra que España está ya «preparada para el viaje de la transición energética». Aunque eso sí, admitió que aún «estamos en la fase inicial».

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