Final Four

El base canario, campeón de Europa con el CSKA, repasa para ABC lo vivido estos días en Vitoria y echa una mirada cauta a su futuro, que decidirá cuando acabe la temporada

Han pasado apenas unas horas desde que se proclamó campeón de Europa cuando Sergio Rodríguez atiende a ABC, recién aterrizado en Moscú. Le dura aún la resaca feliz de la victoria en la final ante el Efes, aunque cumplido el objetivo de lograr la Euroliga con el CSKA, al canario se le abre un futuro incierto. Porque en verano será libre para decidir su destino y muchos ya le ven en el Real Madrid, aunque él prefiere ser cauto.

¿Cómo fue la celebración en Vitoria?

La noche fue larga, porque el partido acabó tarde y entre que llegamos al hotel y nos cambiamos se alargó todo mucho. Pero tampoco hicimos nada del otro mundo. Fuimos a dar una vuelta todos juntos y estuvimos con los aficionados que habían venido hasta Vitoria. Fue una celebración muy familiar, porque aquí, a diferencia de otros equipos, la mayoría de los seguidores que acompañan al equipo son trabajadores del club, chavales de la cantera o gente cercana. Así que dormir, he dormido poco, porque hemos madrugado para coger el avión y volver a casa.

¿Festejar el título con sus dos hijas en la cancha lo hace más especial?

Desde luego. Cuando sabes que puedes celebrarlo con tus hijas, porque están viéndote en la grada, te dejas todo en la cancha para conseguir ganar. Además, era la primera vez que venían a verme a una final, porque en 2015 Carmela (su hija mayor) no había nacido aún. Por unas cosas o por otras, Ana (su mujer) se había perdido muchos de mis grandes momentos. No pudo venir a la Final Four del año pasado porque estaba embarazada de Greta (su hija pequeña) y se perdió el Europeo de 2015 porque Carmela era muy pequeña. Entonces, tener la posibilidad de ganarlo y celebrarlo con ellas lo ha hecho un poco más especial.

¿Y qué le dice Carmela? ¿Entiende lo que pasa cuando la saca ayer a la pista a recoger la copa?

Le mola, pero tampoco entiende mucho. Ella cree que somos unos papás que jugamos contra otros papás (se ríe). Al final, ella está acostumbrada vernos en esa faceta de padres más que de jugadores. Porque nos juntamos mucho en las fiestas del colegio o en alguna celebración de cumpleaños… Por eso, ella se piensa que somos un grupo de papás y poco más. Más allá de eso, el que de verdad está feliz por todo lo vivido en la cancha con ellas dos soy yo.

Se le veía especialmente eufórico el domingo, ¿había cierto aire de revancha?

No, lo celebré como siempre. Yo cada vez que gano un título, lo celebro a lo grande, porque cuesta mucho. Trabajas todo el año para eso y cuando ganas la Euroliga, con lo difícil que es, pues estallas. Es lógico. Porque ganar una competición tan dura es algo complicadísimo. Yo, por ejemplo, la he jugado seis veces y la he ganado solo dos. Había caído en semifinales dos veces, había perdido dos finales y ganado una, así que, por balance, creo que ya me tocaba.

«Festejar un título por primera vez con mi mujer y mis hijas lo ha hecho todo más especial»

Lo celebró con sus hijas y su mujer, pero también con una bandera de España en los brazos…

Fue algo muy bonito, porque nunca había tenido esa sensación de ser el único representante de mi país en un festejo. Por eso quise lucir la bandera de España, que es un orgullo para mí. Sabía que jugar en casa me iba a venir bien. Quitando el Mundial de España de 2014 -eliminados en cuartos- y el Europeo de Madrid en 2007 -fue plata-, siempre que he jugado una final en casa, me ha dado buena suerte. Ganar en Vitoria ha sido especial, porque además de mi familia ha habido muchos amigos que han podido venir. Algunos estuvieron el viernes y otros vinieron el domingo y siempre es bonito celebrarlo con los que quieres.

No le va mal lejos de España…

A ver, la vida en Moscú no es mala. Hace frío y a veces es duro, pero vine aquí para poder ganar títulos y no me ha ido mal. Cuando estás en un club como el CSKA no sabes si vas a ganar, pero sí sabes que vas a estar en disposición de hacerlo. Junto al Fenerbahçe y el Real Madrid, éste era uno de los tres equipos que estaban dominando la nueva Euroliga y era la mejor opción que tenía. No puedo quejarme por ahora en ese sentido.

¿Y seguirá allí el año que viene?

No lo sé. Tener la opción de decidir al final de año mi futuro hace que le des más vueltas a la cabeza. Nosotros entrenamos por las tardes y paso muchas mañanas en casa y eso, para bien o para mal, hace que tengas tiempo y pienses todo mucho. He intentado evadirme de todo durante todo el año y tratar de pensar solo en lograr lo que ganamos el domingo. Ahora que lo hemos conseguido, quiero disfrutar un poco y tomarme con tranquilidad esa decisión. El primer año aquí fue muy bueno, porque era todo nuevo. Pero el nacimiento de Greta, mi hija pequeña, ha cambiado un poco las cosas y toca ponerlo todo en una balanza para decidir mi futuro. La suerte es que voy a poder decidir. Cuando llegue el momento, lo haré. Tengo por delante los playoffs de la liga y, aunque no es la Euroliga, nos hace ilusión acabar el año ganando.

«¿Mi futuro? De joven tira más el corazón y cuando tienes familia es la cabeza la que toma el control»

¿Tendrá más peso en esa decisión lo deportivo o lo personal?

Yo siempre he escuchado al corazón y a la cabeza. Cuando eres más joven tira más el corazón y cuando vas creciendo, tienes familia y cambian tus circunstancias, es la cabeza la que toma el control. Soy muy emocional y el corazón tira bastante, pero ahora no soy yo solo, sino que somos una familia y eso es lo primero que tendré en cuenta para decidir mi futuro.

¿El Real Madrid es su primera opción si se marcha?

He vivido en Madrid y he jugado allí. Es lógico que el Real Madrid sea un club al que le tenga un cariño especial. Hasta ahora no ha habido ningún pensamiento más allá en ese sentido, porque lo único que quería era estar centrado en la Euroliga. Si me pregunta por el Madrid, claro que tengo una especial cariño a ese club y a esa ciudad.

¿Tardará en tomar la decisión o se la quitará pronto de encima para disfrutar del verano?

No lo sé. No quiero forzar las cosas. Será algo que vaya surgiendo con el paso de los días. Vienen unas semanas un poco más de relax, aunque tenemos los playoffs, y podré pensar en ello. Con tantos partidos, los jugadores tenemos una carga mental muy alta. Por eso hay que evadirse un poco y tener un tiempo para pensar y reflexionar en frío.

Se ve jugando hasta los 40 como Felipe Reyes…

Nunca se sabe. Eso ya depende de dónde estés. No es nada fácil. Felipe es un crack. Un jugador al que le encanta el baloncesto y que, además, es muy competidor. Muy ganador. Lo que está haciendo es una pasada. No sé si alguien ha estado alguna vez más años compitiendo a ese nivel en un club como el Real Madrid, con lo que eso conlleva de carga de partidos y de presión mediática. No sé si lo aguantaría. No me lo planteo ahora. Solo sé que me quedan varios años todavía. Estoy contento de cómo me he preparado estos años para la recta final de mi carrera, que todavía veo lejos y sin saber dónde acabaré.

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