Martín Liberman – Copa Libertadores

Con sus 25 años de experiencia, el periodista argentino analiza las causas y las consecuencias de un superclásico manchado para siempre

Martín Liberman lleva en la televisión argentina veinticinco años. Gracias a su extensa trayectoria como periodista deportivo, conoce como pocos el fútbol de su país, tanto sus riquezas como sus carencias. Confiesa que le habría gustado que la final de la Copa Libertadores se hubiera jugado en el Monumental, pero considera que lo que sucedió es «tan grave» que Argentina «demostró no estar capacitada para albergar un evento de esta envergadura». A las puertas de la cita en el Santiago Bernabéu, responde sin tapujos a las preguntas sobre la violencia en el fútbol argentino y el superclásico del que todo el mundo habla.

¿Cómo se están viviendo estos días en Argentina?

Las expectativas en Argentina son gigantes. Es un partido que se lleva jugando desde hace varios meses, desde que conocimos el sorteo y se especulaba con la posibilidad. Es un choque completamente atípico: se iba a jugar primero un sábado en la cancha de Boca y llueve, no se puede jugar y se mueve al domingo. Luego se iba a jugar un sábado en la cancha de River, pasa lo que pasa y no se puede jugar, ni siquiera el domingo. Y al final se va a jugar en el Santiago Bernabéu. Son historias que seguramente no vuelven a ocurrir en el resto de las páginas del fútbol. Todo lo que está sucediendo convierte el partido en más especial. A la gente le gustaría que se jugara aquí y es una gran derrota para Argentina. Ojalá la decisión de llevar el partido a España sea la mejor.

¿Qué está sucediendo en el fútbol argentino?

Argentina ha demostrado no estar en condiciones de celebrar un evento de esta envergadura, pero hablamos del ámbito deportivo, porque el G-20 salió maravillosamente bien. La sociedad que va al fútbol es otra cosa. Parece que nos tenemos que acostumbrar a que rompan las ventanillas de un autobús, a que haya gente con miedo en los estadios… En Argentina la entrada al fútbol pasó a ser un pasaporte de insultos. En ese sentido, hemos fracasado y lo que sucedió nos lo merecemos. No es una casualidad.

¿Puede haber altercados violentos en Madrid entre hinchas?

Claro, por qué no. El fútbol es muy violento y no hace falta ser barra brava. El muchacho que detuvieron en Argentina por tirar una botella no era un barra brava. La gente vive aquí el fútbol de esta forma, lamentablemente. Se ha tergiversado el folclore. Ahora todas las canciones, por ejemplo, tienen que ver con «te vamos a matar, vamos a ir a tu cancha y le vamos a prender fuego…». Se ha hecho una fuerte reivindicación de la barra brava. Cuando entran al estadio la gente les aplaude. No hace falta que sean barras bravas los que pueden pegarse. No estoy del todo tranquilo por lo que pueda suceder.

¿Se va a recuperar de esto el fútbol argentino?

No hay ningún motivo por el que piense que esto puede mejorar. Lo único que ha pasado en estos veinticinco años que llevo trabajando es que cambió el nombre propio del barra de turno. Hemos involucionado. El fútbol mueve mucho dinero y ellos se aprovechan: cuentan con entradas, manejan la venta de gorros, bufandas, controlan los accesos…

Estos días se ha dicho que jugar en Madrid perjudica a River y desvirtúa la competición. También que deberían darle la Copa a Boca. ¿Está de acuerdo?

No. La Conmebol no ha dado su brazo a torcer. Boca quería que le dieran la Copa y River quería hacer como si nada hubiera pasado. La decisión no fue ni para unos ni para otros. El hincha de River quería jugar en su cancha y se siente despojado, pero por otro lado el equipo se quitó una presión gigante porque tenía todo el peso sobre sus espaldas. Ahora parece que es una única final, y más después del empate de la ida. Una final, cancha única y neutral. Entiendo que protesten y estén tristes, pero creo que no van a tener que asumir ese rol protagonista y puede irles mejor. La final está pareja. Para River podía ser muy duro que Boca le ganara en el Monumental.

¿Cómo valora el Santiago Bernabéu como final?

Se eligió el estadio más grande del mundo. Alejandro Domínguez, presidente de la Conmebol, dijo una cosa importante: en España está la segunda comunidad más grande de argentinos. Hay cerca de medio millón. El Bernabéu es el estadio más mítico, España es un país donde hay muchos argentinos, y valorando que Argentina no era una opción y Suramérica era un riesgo potencial, es la mejor opción.

¿Qué va a pasar después del partido?

No me gustaría ser apocalíptico. No concibo ver a unos festejando y tirando una botella. Ojalá la Policía de España genere respeto suficiente para que si hay alguno que quiere armar lío, no lo haga. El Ayuntamiento y la Comunidad tienen que dejar claro qué lugar de concentración y de festejo tiene cada equipo.

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