Fútbol

El cambio de legislación en Italia y los regímenes más favorables en el Reino Unido, Francia o Alemania, provocan grandes desigualdades y crean cierta competencia desleal entre los clubes

Anda De Ligt deshojando la margarita de su futuro. El cotizado central holandés quiere aprovechar su gran temporada para asegurarse un salario a la altura de los mejores de Europa. Ficha millonaria que parece haberle descartado para el Barcelona y que le acerca ahora a la Juventus. Ambos clubes están dispuestos a pagar lo mismo por su traspaso, pero son los italianos los que pueden asumir con más facilidad ese alto salario exigido por el agente del futbolista.

El caso del central del Ajax sirve para ilustrar el grave problema que amenaza a la Liga y que lleva tiempo siendo denunciado por la patronal. Javier Tebas se ha cansado de advertir al Gobierno del gol competitivo que le estaban metiendo las otras grandes ligas, pero sus súplicas no han encontrado respuesta. «Hay algunos retos que ponen en peligro al sector y que si no son controlados correctamente harán volver atrás al fútbol español», exponía el presidente de LaLiga hace unos días en el Fórum organizado por Nueva Economía.

En el mismo, Tebas se refería a la fiscalidad que beneficia a los futbolistas en las otras grandes ligas del continente. Por ejemplo, para que un jugador gane 6 millones de euros limpios, un club español debe desembolsar alrededor de 12 millones, mientras que a un equipo francés le costaría sobre los 9 millones y en Italia no llegaría a los 8. En el caso de la Premier, un club británico pagaría lo mismo que uno español, pero en el Reino Unido los jugadores tienen grandes ventajas sobre los ingresos generados fuera del país. Diferencias todas ellas que ya empiezan a notarse y que podrían restar competitividad al campeonato nacional en un futuro cercano.

El fútbol es actualmente uno de los sectores económicos más importantes del país. El crecimiento de los últimos años hace que el 1,37 por ciento del PIB corresponda al negocio de este deporte, que da trabajo a 185.000 personas. «A nosotros nos gustaría que el trato fiscal al fútbol profesional fuera igual en todos los países de Europa. Como eso no está en nuestra mano, hasta que eso ocurra, sí pedimos que se tenga en cuenta el grave daño que sufre una industria que aporta anualmente 4.100 millones de euros en impuestos y que ve cómo los jugadores, que generan gran parte de esos impuestos, pueden optar por otros países que tienen ventajas fiscales», explica a ABC Javier Gómez, Director General Corporativo de LaLiga.

Porque el gran anhelo de la patronal española no es que el Gobierno cree un régimen especial para los futbolistas, sino que se fomente una fiscalidad común en las ligas europeas que no añada diferencias para los futbolistas más allá del atractivo del campeonato. Igualdad que no obligue a los clubes españoles a un sobreesfuerzo para atraer el talento.

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