Selección española

Ninguno de los nacionalizados irá con la selección al Mundial tras renunciar a última hora ambos, cuya falta de compromiso ya empieza a ser habitual

Hasta última hora de la noche del lunes, Jorge Garbajosa y Sergio Scariolo debatieron sobre la posibilidad de llamar de nuevo a Nikola Mirotic para tratar de convencerle. Hacía días que conocían la negativa de Serge Ibaka a competir en el Mundial, pero en el caso del montenegrino su renuncia no había sido tan firme. De ahí las dudas, que finalmente quedaron despejadas pocas horas antes de que el seleccionador ofreciera la lista de convocados para el Mundial.

En ella no estaban ninguno de los dos. Otra espantada más. La cuarta del jugador de los Raptors; la tercera para el nuevo pívot del Barcelona. Una falta de compromiso que empieza a ser habitual y que resultó determinante para que Scariolo y Garbajosa optaran por llamar a los más comprometidos con el equipo. Un conjunto liderado por Marc Gasol, que contará con una columna vertebral sólida formada por Llull, Rudy Fernández y Ricky Rubio, a la que se unirán varios de los integrantes que consiguieron la clasificación para la Copa del Mundo. Un cóctel con buena pinta, que ilusiona a pesar de la merma evidente de talento.

«Los motivos por los que no están aquí ni Mirotic ni Ibaka hay que preguntárselos a ellos. Hay razones físicas, personales, técnicas, respeto a su club… Uno de los dos hubiera entrado en la convocatoria si nos hubiesen dado disponibilidad, pero no ha sido así. Otros, como Pau, hubieran matado por estar y no ha podido por su lesión. Cada uno tiene sus argumentos, nuestro papel es acatarlos y centrarnos en los que están», expuso Scariolo, al que se vio visiblemente molesto por la situación.

Nacionalización exprés

No fue hasta 2011 cuando España se encontró con este «problema» de tener que elegir entre Ibaka y Mirotic. La nacionalización del congoleño finalizó ese año tras un proceso dirigido con mimo y celeridad por el gobierno de Zapatero. «Aquel verano fue la única vez que tuve que elegir entre los dos. Ahí sí que decidimos que Niko fuera con la selección sub 20 y Serge con la absoluta. A partir de ahí, en ningún año ha habido que elegir entre los dos porque siempre ha habido algún problema con alguno de ellos», rememoraba ayer el seleccionador.

De hecho, durante años, el Gobierno de España trabajó codo a codo con la federación (FEB) para tratar de cambiar las leyes deportivas y poder contar con los dos. Un trabajo que se fue difuminando a medida que descendía el compromiso de ambos con el equipo nacional. La última presencia de Ibaka con España hay que buscarla en el Mundial 2014; la de Mirotic, en los Juegos de 2016. El primero ha renunciado a la mitad de los torneos, mientras que el montenegrino lo ha hecho en 3 de los ocho que ha podido disputar con el escudo de la selección.

Ayer, el nuevo jugador del Barcelona tardó casi dos horas en lanzar un comunicado para explicar los motivos de su renuncia al Mundial. Los de Ibaka, aún se están esperando. No los ha dado en los últimos años y quizá ese es el mejor argumento para considerar que su etapa en la selección española está cerrada. Quizá por eso, es la ausencia de Mirotic la que más ha dolido en el seno de la federación.

El pívot llegó al Real Madrid con 13 años y desde el principio estuvo ligado a las categorías de formación de la FEB. Fue uno más, creciendo verano a verano. Mamando el sentimiento de pertenencia, aunque nunca llegó a sentirse plenamente integrado. De ahí las dudas que tuvo antes de decidir si jugaría con su país de nacimiento o con España. Ahora, pone por delante a su nuevo club, el Barcelona, que habría visto con buenos ojos esta renuncia que le permitirá llegar en forma a la Supercopa ACB. «He tomado la decisión de trabajar durante el verano para poder ofrecer la mejor versión en mi vuelta a Europa», explicaba, dejando caer que su compromiso con el Barça pesaba más que el adquirido con la selección.

«No es cuestión de tristeza ni de decepción. Los que están sí que tienen un denominador común de que quieren estar y a los que no están no podemos meterlos a todos en el mismo saco», apuntaba ayer Jorge Garbajosa, presidente de la federación. Él mejor que nadie sabe de renuncias dolorosas y de sacrificios para poder estar con la selección. Él que se jugó su futuro tras una lesión para poder disputar el Eurobasket de 2007. Por eso, sabe que vale más un jugador comprometido que uno sin ganas.

De hecho, el principal valor de España en estas dos décadas de alegrías en la canasta ha sido ese. El compromiso. Las ganas de estar verano tras verano luchando por un mismo objetivo. No tanto por el escudo y la bandera, que también, como por el compañero de la taquilla de al lado. La familia formada año tras año. Un sentimiento que solo los que han crecido con él pueden entender. Ibaka la tuvo que aprender de golpe, en 2011, pero nunca se impregnó de ella totalmente y Mirotic, que sí creció con esa fórmula, parece que se ha ido olvidando de ella.

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