NBA Finals 2019

El triunfo de Toronto lleva el título a Canadá por primera vez y convierte a Marc y Pau en la única pareja de hermanos campeones de la NBA

En la canasta de la casa de sus abuelos –una cancha situada a los pies de la Sagrada Familia– nació la pasión familiar de los Gasol por el baloncesto. Los duelos entre los dos hermanos, bajo el sol o el frío, cimentaron un espíritu competitivo brutal. Gen único que les llevó a conquistar el mundo bajo la bandera de España en 2006, que los situó en el foco planetario con aquel salto inicial en el All Star de 2015 y que culminó ayer con el anillo conquistado por Marc. Título que le coloca a la altura de Pau –campeón con los Lakers en 2009 y 2010– y que convierte a ambos en la única pareja de hermanos que pueden presumir de haber ganado la NBA.

Cuando la familia Gasol decidió trasladarse en bloque a Memphis en 2001 para acompañar a Pau en su aventura en la liga americana no esperaban que aquel viaje desembocara en algo tan fabuloso. Los sueños se quedaron cortos, porque ni en el mejor de ellos aparecía esta doble alegría culminada ayer con el título conquistado por los Raptors ante Golden State (110-114, en el sexto partido de la final). El anillo más español, que además de encumbrar a Marc, lo hizo también con Serge Ibaka –congoleño nacionalizado– y con Sergio Scariolo, seleccionador español.

La casualidad quiso que Agustí Gasol se topara con un anuncio en un periódico que convirtió los duelos del patio de los abuelos en algo más profesional. «Si tienes 13 años y mides cerca de dos metros, ven a jugar con nosotros», rezaba el texto que llevó a Pau al Club de Baloncesto Cornellá, donde prendió la mecha que se extendió, sin remedio, hasta su hermano Marc. De allí a Memphis, a la NBA, el trayecto fue exprés. De repente estaba toda la familia en Estados Unidos, incluido un Marc Gasol que fue pronto reclutado por el equipo del instituto de Laussane. Su oronda figura destacaba por encima del resto, cautivado por la gastronomía americana. Feliz en una ciudad que se convertiría en su casa. Porque aunque decidió regresar a Barcelona para seguir con su carrera, Memphis volvería a aparecer en su vida años después.

Una lesión en su último año de azulgrana, donde apenas jugó, le hizo reflexionar de manera definitiva. Debía cambiar su manera de entender el deporte si quería ser competitivo. Pesic, uno de sus padres deportivos, le rescató para la causa y se lo llevó a Gerona, donde empezó el Marc que hace unas horas se proclamó campeón de la NBA. Cambió su alimentación –abandonó los refrescos y se hizo flexitariano– y sus hábitos se convirtieron en los de un jugador profesional. Cuidando al máximo cada detalle y tratando de mejorar en cada entrenamiento.

Sueños cruzados

El traspaso de su hermano Pau a los Lakers llevó de rebote a Marc hasta los Grizzlies. Carambola que algunos vieron con recelo al principio y que terminó por ser un movimiento maestro para todos. La franquicia angelina jugaría las siguientes tres finales ante los Celtics, logrando dos títulos con el mayor de los hermanos como protagonista junto a Kobe Bryant. Mientras, en Memphis encontraron en Marc un líder inesperado que se convirtió en el mejor jugador de toda la historia. El más querido por los aficionados y el epicentro del vestuario. Tanto, que rechazó grandes ofertas en 2015 para seguir en los Grizzlies, a los que llevó hasta unas finales de conferencia. Le había costado, pero de repente había dejado de ser el hermano de Pau para convertirse en Marc. El chico del instituto era ya la estrella del equipo y su única obsesión era seguir siéndolo.

Durante años, el mediano de los Gasol creyó en la idea de llevar a

los Grizzlies a lo más alto, pero la deriva de los dos últimos años le hizo pedir el traspaso el pasado mes de enero. Necesitaba volver a sentir la sensación de pelear por las victorias y fueron los Raptors los que más apostaron por él. Un traspaso que transformó a los canadienses en uno de los candidatos al título de la conferencia Este. Aún así, ayer, en mitad de la euforia, tuvo palabras de agradecimiento para la gente de Memphis. «Me siento muy afortunado de representar a tanta gente. Ya sea en España o en Memphis. Es la culminación de algo especial y estoy contento no solo por mí o mi familia, sino porque veo a mucha gente feliz», reconocía el pívot tras levantar el título.

Un anillo que parecía palabras mayores y que solo el periplo exitoso en los playoffs les llevó a pensar en que era posible. El carácter ganador de Marc impulsó a unos Raptors que ya eran sólidos, pero a los que les faltaba creérselo. Marc sacrificó sus números en favor del equipo y por ahí empezó a gestarse el anillo. «Esto significa un mundo. Lo es todo. Todavía estoy flotando», reconocía feliz por haber alcanzado el sueño. Hasta la Casa Real quiso felicitarle ayer: «A los hermanos Gasol la NBA les va como anillo al dedo. Ya sois leyendas del baloncesto. ¡Enhorabuena Marc!», escribió sobre los dos hermanos, Premio Princesa de Asturias en 2015.

Su futuro, ahora, está en el aire. Como el de su hermano Pau. Ambos, leyendas de la NBA, serán libres para decidir su futuro a partir del 1 de julio y ambos lo harán con la seguridad de haber honrado aquellos duelos en la canasta junto a la Sagrada Familia. Sueños que han convertido el apellido Gasol en leyenda del baloncesto mundial.

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