Fórmula 1

Se encamina la Fórmula 1 hacia el ecuador de su temporada y en Inglaterra se establece un interrogante. ¿La victoria de Verstappen en Austria fue una excepción o un punto y aparte en el campeonato? Mercedes se había expresado hasta entonces en un monólogo irritante para aficionados, patrocinadores y dirigentes de la F1 -ocho triunfos de ocho posibles, con seis dobletes y seis poles-, y el éxito de Red Bull y Honda abre una espita para el debate. La vertiente deportiva lanza esta disyuntiva. Pero en Silverstone, décima prueba del curso (15.10 horas, Movistar F1), se inaugura otra pasarela: la sesión tonta, así denominado y aceptado este periodo veraniego en el que las gentes de la F1 fichan, filtran y propagan rumores sobre contrataciones a la velocidad de la luz. Llegará después septiembre, el otoño y cada cual irá a su lugar, las plantillas y las escuderías ya medio confeccionadas para la temporada siguiente.

En Spielberg (Austria), el Mercedes prodigioso encalló y hubo ventanas abiertas para el aire fresco de Leclerc y Verstappen, que sellaron un duelo magnífico y vibrante. La Fórmula 1 que quieren los aficionados, sin rodillos de coches superlativos. Aunque parece que en la remozada pista de Silverstone, asociada a la baja temperatura, el bólido de Hamilton y Bottas vuelve a su hemisferio natural (el finlandés sale hoy desde la pole).

En el caso de Bottas, la realidad no es tan luminosa. Después de un fulgurante inicio de campaña, más grueso y con una barba que endurecía su rostro angelical, ha sufrido un apagón. Sin triunfos desde hace seis carreras y con el murmullo del paddock acechando. Se vuelve a hablar de la opción de Max Verstappen como compañero de Hamilton, gracias a una cláusula liberadora de su contrato con Red Bull y Honda si esta sociedad no ofrece un determinado rendimiento.

El motor Honda consiguió su primer trofeo desde 2006 gracias a la pericia de Verstappen, criado en la escuela de lobos de Red Bull, pero más ambicioso aún que la compañía energética. El holandés, que ha provocado una convulsión en la F1 con la llegada de patrocinadores de su país y un gran premio (Zandvoort) que puede descatalogar a Montmeló del calendario, se deja querer. «Algún día Hamilton será viejo y los jóvenes tomaremos el poder». Él, en primera persona, irá a cobrar esa pieza. «¿Max mejor que yo? Creo que alguien necesita llamar la atención», ironizó Hamilton, cinco veces campeón del mundo.

Baile de sillasen Red Bull

Otro que ve peligrar su año es el francés Pierre Gasly. A bordo del Red Bull, lleva un 2019 decepcionante. Un sexto puesto como mejor posición con uno de los monoplazas pata negra de la parrilla. Los siempre amenazantes pilotos de Toro Rosso tienen su asiento a la vista. El ruso Kvyat (a quien Red Bull ya humilló en su día para subir a Verstappen al Red Bull) y el tailandés Albon son los candidatos a suplir al galo. También el alemán Nico Hulkenberg está atento por si Red Bull le echa la red.

En el baile de las sillas ya no participan Carlos Sainz (sale desde el decimotercer puesto) y Lando Norris, confirmados por McLaren como pareja para 2020. «Creí que estaba claro que había firmado dos años por McLaren», ha protestado Sainz cuando se han expuesto dudas sobre ese contrato.

A la escudería Haas le había abandonado uno de sus patrocinadores, la marca británica de bebidas energéticas Rich Energy, por la ausencia de resultados. Pero después del lío que se montó con el anuncio, la empresa dio marcha atrás y dijo que todo se debía a un error. A Haas podría llegar Esteban Ocon, el valiente francés que impactó el año pasado y que perdió su volante por los pilotos de pago. También en Mercedes o Renault podría tener alguna opción.

Y queda el gran movimiento, si es que algún día llega a producirse. El hipotético regreso de Fernando Alonso a la Fórmula 1. Solo Ferrari parecía reunir los lazos necesarios para su vuelta: coche puntero y una dirección del equipo afín a los intereses del asturiano. Mattia Binotto, el CEO de la escudería italiana, ha asegurado recientemente que la pareja de pilotos para 2020 será Vettel y Leclerc, pero el desgaste del alemán es notable después de cinco años sin títulos. Esa parece hoy la única rendija posible. Zak Brown, el CEO de McLaren, ha asegurado que no bloqueará el paso de Alonso a otra escudería.

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